Borracho – “Ouroboros” (2025)
Heavy Rock / Stoner
Nuestro periplo estadounidense para este martes y posterior monólogo en su completa programación se cierra desde la propia capital del país norteamericano, y la llegada del nuevo álbum de Borracho, “Ouroboros”.
Han tenido divisiones con bandas vecinas como Cortez o Eggnogg, con las que muchas veces hemos tratado, y su discografía crece inexorablemente como la materia viva de su distorsión, dispuesta a abordarnos como mejor bocanada de aire caliente cruzando el desierto bajo el rock’n’roll más grasiento.
La efectividad como respuesta tajante de unos músicos como Borracho. El nuevo “Ouroboros” relata en muchas partes sus encuentros y desencuentros del power trío en esa ciudad de las luces ocultas en medio de la nada del gran desierto de Nevada.
Entre la arrogancia, el ego, el pecado, la tentación y la propia caída del ser humano, las fases de “Ouroboros” muestran nuevamente la contundencia de Borracho en su última aventura.
Los músicos de la capital norteamericana son uno de los baluartes del ejercito de Ripple Music y en su sexta entrega, el power trío pisa a fondo en esa distorsión máxima para ofrecer a sus feligreses la potencia del neo stoner, siempre ceñido a esas líneas clásicas que han devenido con el paso del tiempo los continuos movimientos cíclicos del género en cuestión.
Borracho sabe divertir al oyente en sus canciones y con “Ouroboros”, puedes pasar de esas líneas tan estridentes como pegadizas en “Machine Is The Master”, toda una declaración del poder de las máquinas y la esclavitud humana, hasta esa marca grasienta que aguarda en “Lord of Suffering”.
La identidad de la banda es un hecho a la hora de formular su buque insignia sonoro, pero eso no quita que ese germen experimental sigue estando presente en algunos tramos de “Ouroboros”. Minutos como los de “Succubus” enmarcan un sintetizador persistente como mejor compañía. “Vale Of Tears” se ancla en mitad del registro como un corte instrumental dotado de esa ambientación psicodélica e inquietante y abriendo una segunda parte del redondo con temas de onda más Sabbath en “Freakshow”, por su rítmica o la clausura del álbum con “Broken Man”, dónde se acaba evidenciando ese amor por las eternas huestes de Birmingham.
La dilatada carrera de Borracho, rozando prácticamente esos 20 años de naturaleza doomster, vuelve a la carga enseñando sus mejores armas con “Ouroboros”. Pura potencia desértica, contundentes riffs y esa maestría de dar al público de la tuna arenosa exactamente lo que quiere.
