“Aloft”, emociones cíclicas en lo nuevo de Greengoat
Teñimos este martes de las mejores y más recientes ofertas ibéricas que se cuecen dentro de nuestro ámbito, empezando por la fugaz vuelta de una banda como Greengoat para conectar esa velocidad de crucero dentro de un proyecto que apenas tiene 3 años de longevidad entre su actividad.
Apenas un año después de estrenarse con su debut “A.I.” (reseña aquí), la continuación enlaza una obra con otra dando un sentido mayúsculo a la conexión entre ambas. La contundencia del sonido pesado, con el intimidatorio swing progresivo marcado por Greengoat, vuelve a apremiar con fuerza entre los esquemas del nuevo “Aloft”.
Cierto es que algunos cambios de formación ha tenido desde su alineación original, incluso estableciendo nuevas ideas y un concepto como el audiovisual para la presentación de algunos de sus videoclips, le ha dado una versión visionaria para que estos Greengoat sean otra de esas ramas dónde su prima vanguardista sea el reflujo a la experimentación del sonido pesado, como la mejor obtención de nuevos frutos.
El registro ejerce como un buen crossover para capturar esa energía sonora de la formación madrileña entre sus diversas exploraciones. El aire místico incluso tiene cierto ramalazo entre melodías más orientales y esa inducción raga en sus sólidas estructuras capaces de crear un estado flotante de verdadera lisergia.
Al fin y al cabo, los ingredientes de “Aloft” hablan por sí solo después de ese decorado empírico. Son en sus muchas ramificaciones dónde sacan lo mejor entre la originalidad de ambos músicos para entender porque Greengoat es una banda diferente a muchas del resto.
El despegue hacía ese heavy psych más atmosférico conserva sus mejores matices en las secciones de “Jim” o la brisa folk reconfortante que es “Betty”. El lado más innovador de Greengoat se puede ver con la canción principal. En otras partes, sus muchos estilos chocan en un microcosmos como es “Ariel”. Tampoco dejan de lado ese músculo más reconocido de sus primeros meses como proyecto y prueba de ello son los minutos de “Barney” o la inquietante “Travis”.
Con todo esto, Greengoat sigue teniendo una caja de sorpresas para mostrar en todo el trayecto de “Aloft”, desde su pasaje instrumental abridor en “Zohar”, hasta la propia hipnosis que despierta “Jim”.
Al final, los muchos ciclos de “Aloft” arrastran la pesadumbre de “Charles” dando a entender que el estado de ánimo, es el verdadero hilo conductor de este nuevo trabajo de Greengoat. Un nuevo ejercicio de experimentación de lo más original, lejos de los clichés de las muchas bandas stoner/doom y con una firma distintiva para representar el equilibrio perfecto entre la rotundidad y la belleza.